Hola, soy tu síntoma…
- Seferino Alvarez Ramos.
- 31 ago 2015
- 3 Min. de lectura

Hola, me presento, soy tu síntoma y tengo muchos, peros muchos apellidos: dolor de rodilla, dolor de estómago, reumatismo, asma, gripe, dolor de espalda, ciática, cáncer, depresión, migraña, tos, dolor de garganta, insuficiencia renal, diabetes, hemorroides, y la lista sigue y sigue…
Me he ofrecido como voluntario para el más difícil de los trabajos: ser el portador de noticias poco gratas para ti.
Tú no me comprendes, piensas que quiero fastidiarte, echar a perder tus planes de vida, piensas que quiero hacerte daño o limitarte.
Yo se que te caigo mal, eres indiferente conmigo, con todo el mundo te quejas de mí, de mi presencia en tu cuerpo, pero no te tomas ni un segundo en hacer conciencia y comprender el motivo de mi presencia en tu cuerpo.
Sólo te escucho decirme: “otra vez está ahí, “vete”, “te odio”, y mil frases que me hacen impotente para hacerte comprender que mi presencia tiene un sentido, tiene una razón. Por eso debo mantenerme firme y constante, porque debo hacerte entender el mensaje.
Yo, el síntoma, simplemente intento hablarte en un lenguaje que comprendas y que entiendas. Sueño por horas, por días, por semanas, por meses, por años, con manifestar bienestar en tu vida, y tú te quejas porque no te dejo dormir, porque no te dejo caminar, porque no te dejo trabajar, pero sigues sin escucharme.
Mi única intención es darte un mensaje, y soy ignorado.
Soy esa alarma y el único canal de comunicación entre tu cuerpo y tu mente, ¿Qué haces tú? Me mandas a dormir con medicinas, me mandas callar con tranquilizantes, me suplicas desaparecer con antiinflamatorios, me quieres borrar con quimioterapias. Intentas día a día, taparme, ocultarme, callarme. Y le das mil escusas validas a mi presencia, el frio, el calor, algo pesado que alce, comí mucho y otras.
¿Vas comprendiendo? Para ti, yo el síntoma, soy “La Enfermedad”. Qué cosa más absurda, no confundas las cosas. Pagas por consultas médicas gastas dinero que no tienes en medicamentos, sólo para callarme y entras en frustración cuando vuelvo recordarte mi presencia.
Yo no soy la enfermedad, soy el síntoma…La enfermedad, “eres tú”, es tu estilo de vida, son tus hábitos, son tus creencias, son tus emociones contenidas.
Está bien, si por ahora te sientes un poco molesta (o) o frustrada (o), yo puedo manejar tus procesos bastante bien y los entiendo. De hecho, es parte de mi trabajo, no te preocupes. La buena noticia es que depende de ti el que no me necesites más.
Cuando yo, “el síntoma”, aparezco en tu vida, no es para saludarte, es para avisarte que una emoción que contuviste dentro de tu cuerpo, debe ser analizada y resuelta para no enfermarte. Debes darte la oportunidad de preguntarte a ti misma (o): ¿Por qué apareció este síntoma en mi vida?, ¿Qué querrá decirme? ¿Por qué está apareciendo este síntoma ahora?, ¿Qué debo cambiar en mí, para ya no necesitar de este síntoma?
Si dejas este trabajo de investigación, sólo a tu mente, la respuesta no te llevará más allá de lo que has hecho años atrás. Debes consultar también con tu inconsciente, con tu corazón, con tus emociones. Por favor, cuando yo aparezca en tu cuerpo, antes de correr a los métodos tradicionales para que me duerman, analiza lo que trato de decirte, me gustaría ser reconocido por mi trabajo, por mi excelente trabajo.
Y entre más rápido hagas conciencia del porqué de mi aparición en tu cuerpo, más rápido me iré. Poco a poco descubrirás, que entre mejor investigadora (o) seas, menos veces vendré a visitarte.
Por favor, déjame sin trabajo… Te invito a que reflexiones cada vez que me veas aparecer, y a que hagas conciencia del motivo de mi visita.
Por favor, haz conciencia, reflexiona y actúa…en congruencia.
¡Entre más pronto lo hagas, más rápido me iré de tu vida!
Comentarios