PERSONAS ALTAMENTE SENSIBLES
- LINAE LIFE COACH - LA MENTE ES MARAVILLOSA
- 28 jun 2016
- 3 Min. de lectura

PAS: Personas altamente sensibles:
Existe un porcentaje de población que resulta afectado por diferentes estímulos en una medida más amplia que el resto, y por consiguiente reaccionan de manera más exagerada ante los mismos. Poseen una facultad o percepción interna que les hace mantenerse en estado de alerta de todo cuanto ocurre a nuestro alrededor.Cuando uno se reconoce como hipersensible probablemente tenga dudas si es portador de un don o de una maldición.
Características de las Personas altamente sensibles
Hablamos de personas sensibles e introvertidas, conscientes de que el entorno que les rodea les resulta más complicado y difícil que al resto de la gente, y puede que le molesten las luces brillantes de un semáforo o les depriman cosas que a los demás les tienen sin cuidado. Pero lo que más afecta a sus sentidos, es la forma de ser habitual de la gente, interpretando a la mayoría de personas que forman su entorno ,como hombres y mujeres carentes de sensibilidad, superficiales e indiferentes.
Las PAS suelen encajar en un determinado perfil o estereotipo: dotados de intuición y gran empatía, buscan gustosos la soledad mientras demuestran una conexión emocional enorme con los demás. La timidez es un recurso en su relación social, al igual que su capacidad altísima para percibir cualquier muestra de belleza.
Ni una maldición, ni un trastorno ni una patología
La primera lección para las PAS, es entender que ser tan sensible, no es un don, ni una maldición, ni un fallo, ni un error. Es un desafío y un regalo. Un desafío porque cada vez hay más personas sensibles que se agrupan para ser entendidas y valoradas. Un regalo por poseer el privilegio de ofrecer sentimientos de ternura, cariño, comprensión, sin que los demás sepan en ocasiones que están necesitados. Todos podemos beneficiarnos.
DONES DE LOS PAS:
1. El don del conocimiento emocional
Ya desde la infancia, el niño con alta sensibilidad va a percibir aspectos en su día a día que le van a ofrecer una mezcla de angustia, contradicción y fascinante curiosidad. Sus ojos captaran aspectos que ni los adultos tienen en cuenta.
Esa mueca de frustración en sus maestros, la expresión de preocupación en su madre… Serán capaces de percibir cosas que otros niños no ven, y ello, les enseñará desde muy pequeños que la vida es a veces difícil y contradictoria. Verán el mundo con la mirada de niño que se abre tempranamente al mundo de las emociones sin saber aún que las guía, que las hace vibrar o qué afila el sufrimiento adulto.
La sensibilidad es como una luz que resplandece, pero a su vez, nos hace más vulnerables al comportamiento de los demás, a las mentiras piadosas, a los desengaños, a las ironías… ¡Es que eres muy sensible! te comentarán otros. Y así es, pero eres lo que eres. Un don exige una alta responsabilidad, tu conocimiento sobre las emociones te exige también saber protegerte. Saber cuidarte.
2. El don de disfrutar de la soledad
Las personas altamente sensible encuentran cierto placer en sus instantes de soledad. Son rincones que buscan con anhelo para llevar a cabo sus tareas, sus aficiones. Son personas creativas que disfrutan de la música, de la lectura… Y aunque ello no quita de que disfruten también de la compañía de otros, es en soledad cuando más satisfacción encuentran.
3. El don de una existencia desde el corazón
A la hora de hablar de las personas altamente sensibles, se les asocia a menudo al sufrimiento. A su tendencia a las depresiones, a la tristeza, a sentirse vulnerables frente a los estímulos externos, frente al comportamiento de la gente. No obstante, hay algo que el resto no sabe: pocas emociones se viven con tanta intensidad como el amar y ser amado…
Y no hablamos solo de relaciones afectivas, la amistad, el cariño cotidiano, o el sencillo acto de experimentar la belleza de un cuadro, de un paisaje o de una melodía, es para las personas altamente sensibles una vivencia intensa. Enraizada en el propio corazón.
4. El don del crecimiento interior
La alta sensibilidad no se cura. Uno viene al mundo con ello, con esa particularidad, con ese don que ya se puede ver claramente desde que un niño es bien pequeño. Sus preguntas, su intuición, su tendencia al perfeccionista, su umbral al dolor físico, sus molestias ante luces o olores fuertes, su vulnerabilidad emocional…
No es fácil vivir con este don. No obstante, una vez uno reconoce lo que es y lo que nos puede aportar, llega el momento en que debemos aprender a gestionar muchos de esos detalles. No debes dejar que las emociones negativas te desborden en ciertos momentos.
Debes aprender también que los demás, van a otro ritmo, que no tienen tu umbral emocional. Que no vivirán ciertas cosas con tu misma intensidad, no obstante, ello no significa, por ejemplo, te quieran menos. Respétalos, entiéndelos. Entiéndete a ti.
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